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Necesidad del trabajo político e ideológico en la universidad cubana de hoy (página 2)



Partes: 1, 2

La revolución
cubana, por ser leal a sus propios mártires y al
pueblo, paso de la liberación nacional a la social y se ha
empeñado en la construcción del socialismo,
convencida de que será el futuro de toda la humanidad,
aunque los medios de
lucha para lograrlo deban trazarse dentro de las contradicciones
históricas concretas por cada pueblo y en
continuación de sus particularidades.

Este trabajo surge
por la necesidad de la defensa de los principios
socialista en los educandos de nuestras Universidades y lograr
abrir paso al estudio de los nuevos problemas de
hoy; la urgencia de no separar, en cada país, la ideología marxista de la tradición
cultural y nacional.

Objetivo General

Elevar el trabajo
político-ideológico en defensa de los principios
del socialismo en nuestras Universidades.

Objetivo Específicos

  • Promover el dominio del socialismo como sistema en las
    nuevas condiciones del siglo XXI.

  • Lograr una cultura general de la perspectiva
    histórica del socialismo, como una opción
    viable.

Desarrollo

"El peligro de guerra nos
amenaza, en cuanto a ciudadanos del mundo, pero nos toca
también en cuanto a pueblos que aspiramos a afirmar o a
conquistar, según los casos, nuestra independencia
y desarrollar nuestras maltrechas economías", nos
decía el compañero Fidel Castro
en marzo de 1983.

En la actualidad, sería más que un lugar
común hablar sobre el llamado complejo militar industrial
norteamericano o, con mayor exactitud, del proceso que
con posterioridad a la 2da guerra mundial se
despliega a pasos agigantados, mediante el cual se incrementa el
presupuesto de
defensa, se amplía el sistema
internacional de alianzas militares de

Estados Unidos, se acrecienta el número de bases
militares en el extranjero y se asume a focos de conflicto en
los países subdesarrollados dentro de ópticas o
enfoques intervencionistas.

Además, el mundo homogeneizado por la
globalización, impregnado por el mensaje
mediático del capitalismo
como única realidad posible y recorrido de un extremo a
otro por transnacionales portadoras de similares valores donde
se privilegia el libre mercado y la
especulación financiera a escala global, es
más inestable que nunca.

Por tanto resulta complejo entender la política exterior
norteamericana de la "posguerra fría", dada la
multiplicidad de redes de poder que se
interconectan. La interdependencia generada desde los centros del
capitalismo, particularmente desde Estados Unidos,
ha abierto las fronteras nacionales, los límites
internacionales se vuelven difusos, permeables ante los flujos de
capital,
información y tecnología. Esta
nueva realidad viene acompañada con el surgimiento de
nuevos actores no estatales, en ocasiones de carácter transnacional que cuestionan desde
sus contrapoderes o antipoderes la hegemonía
norteamericana.

Frente a esta realidad que expresa la globalización, las alternativas para
encarar los retos inherentes a ellas son diversas en la óptica
de Casa Blanca.

Desde su surgimiento como nación,
Estados Unidos ha tenido en la mente de sus políticos e
ideólogos una vocación de gran potencia. Es algo
enraizado en ese pensamiento,
la idea de que la defensa y promoción de los intereses norteamericanos
es una condición consustancial a los intereses de la
humanidad. Ese nacionalismo
mesiánico internalizado en su cultura,
explica por qué los estadounidenses buscan legitimizar sus
acciones en el
exterior, no invocan las instituciones
supranacionales, sino a propios principios.

Para preservar la superioridad militar norteamericana en las
próximas décadas, el departamento de defensa se
mueve más agresivamente para experimentar con nuevas
tecnologías y conceptos operacionales y busca el
aprovechamiento de la emergente revolución
en los asuntos militares.

La existencia y potencial uso de armas de nueva
generación, están transformando las concepciones
militares con el objetivo de la
necesidad de mantener esta "disuasión preventiva".

Ese nuevo orden mundial no solo pretende un alineamiento sin
fisuras a la política global norteamericana, sino que se
caracteriza por una profunda indefinición y falta de
control
jurídico. Este comportamiento
norteamericano parece entre otras razones, destinado a
"dinamitar" las bases del derecho internacional
público contemporáneo.

Existe la aviesa intención de conferirle el
carácter de legítimo y legal a estas "acciones
armadas preventivas", el calificativo menos áspero para
sus guerras de
agresión. Se desestima desde ya que sean las instituciones
internacionales las que deban garantizar la paz y la estabilidad
internacional.

América Latina no esta exenta de la agresividad
norteamericana, y en su versión más reciente de la
estrategia de
seguridad
nacional, define siete áreas de inestabilidad y tres
están enclavadas en nuestra región: Colombia,
Venezuela y
Cuba. Y es por
ello que expresa "si los vecinos más cercanos de Estados
Unidos no son seguros y
estables, entonces los americanos estarán menos
seguros".

Se dice explícitamente en dicha estrategia que "el
desarrollo
refuerza la diplomacia y la defensa, reduciendo las amenaza de
largo plazo a nuestra seguridad nacional ayudando a construir
sociedades
estables, prósperas y pacíficas".

Para lograr esto se proponen cuatro estrategias:
sostener la seguridad, fortalecer las instituciones
democráticas, promover la prosperidad, e invertir en las
personas. Lo anterior no implica realizar concesiones que
lesionen sus intereses comerciales y financieros. Por si alguien
lo olvida, el libre comercio
viene acompañado de la presencia militar.

En medio de su agenda mundial, los Estados Unidos no han
olvidado la región latinoamericana, que es una
región clave para sostenerse como hegemón mundial,
entendiendo esta hegemonía, como "una construcción
social en la que la visión de los actores dominantes se
convierte en visión socialmente aceptada".
Procurará con persistencia alinear la política
externa de los países latinoamericanos con la de los

Estados Unidos, mantener regímenes democráticos
o no, que garanticen la libertad de
acción
de los intereses americanos y mantener las América
como zona de influencia militar exclusiva; de garantía de
acceso preferencial americano a las materias primas
estratégicas de la región. Los intereses
geoestratégicos de los Estados Unidos de América en
América
Latina, se articulan con su presencia militar a través
del control de posiciones claves. En otras palabras: la manera de
prevenir los conflictos
armados coherentes con el "american way of live" es la
militarización total; es decir la globalización se
militariza.

Las elites norteamericanas apuestan hoy a la violencia para
imponer su visión imperial, para ellos lo ideal como
misión
fundamental para las fuerzas armadas estadounidenses es "combatir
y triunfar decisivamente en múltiples y simultáneos
principales teatros de guerra". Resulta imprescindible conocer
este pensamiento que se mimetiza tras su discurso
belicista.

Pero de un supuesto conflicto con un adversario superior en
recursos materiales y
tecnológicos en nuestro pensamiento militar se ha
incorporado la concepción de "guerra asimétrica".
Ello implica a buscar a través de un conflicto difuso la
victoria estratégica, empleando creativamente los recursos
de inteligencia,
limitando las capacidades de este para emplear estrategias
clásicas y métodos
convencionales, reduciendo de esta manera la efectividad del
adversario en el empleo de su
arsenal , con el objetivo final de afectad su voluntad de
continuar el conflicto.

Ernesto Che Guevara
nos decía".observar, aprender, pensar, no copiar de nadie;
y después empezar a caminar"

El capitalismo imperialista, mostrando un nuevo nivel y una
nueva forma más alta de su desarrollo, sigue dominado. Ese
incremento del dominio
capitalista tiene la particularidad de ejecutarse en el marco de
otras de sus grandes crisis, las
cuales se han sucedido una tras otras provocando transformaciones
internas que no han implicado soluciones a
los grandes problemas que afectan dramáticamente a miles
de millones de seres humanos.

Este nuevo estadio del capitalismo mundial, causa y efecto de
su nueva crisis, más allá de las intensas y
espectaculares mutaciones que impulsa, trae consigo el
agravamiento de viejos males y el advenimiento de nuevas
tragedias individuales y colectivas. Entre sus viejos males
potenciados hay que subrayar su opresiva cultura patriarcal
machista y su carácter destructor y devastador de la
naturaleza y
de la vida animal y vegetal. Así las cosas, la existencia
de la vida humana y la viabilidad del propio planeta tierra
están en entredicho, exigen imperiosamente de nuevas
alternativas, de cambio y
transformaciones de otro carácter y de nuevos contenidos.
Para romper con sus recetas "salvadoras" de,-
globalización manipulada y fraccionada, – privatización, – desregulación, –
liberalización; que se han concebido para intentar
resolver los límites en el proceso de acumulación y
la caída de las ganancias capitalistas, en función de
los intereses del capital financiero y de los grandes consorcios
supranacionales que manipulan la globalización.

Es, en consecuencia, la savia ideológica de un proyecto que
reestructura los centros del sistema e intenta salvar sus
cúpulas dominantes, golpeando clases, sectores y
países subalternos a escala mundial, con efectos mucho
más devastadores en su periferia y semiperiferia: en
Asia, África y
América Latina y el Caribe.

Tampoco la globalización neoliberal puede mostrar en su
favor estabilidad política, después de la
desaparición de la URSS y el llamado socialismo real.

Por el contrario, la fuerte oleada de explosiones
étnicas, de disputas territoriales y fundamentalismos
religiosos, de desaparición y surgimientos de estados en
fragor de guerras locales, ponen de manifiesto que el triunfo
momentáneo sobre el socialismo no eliminó los
conflictos inherentes al sistema capitalista, y que esta sale a
flote desde su núcleo profundo de explotación,
exclusión e iniquidad, asumiendo formas nuevas,
sorprendentes y también formas viejas y peligrosas como el
renacer del fascismo.

No se trata solamente de un mundo más inestable,
disgregado y más políticamente explosivo que nunca,
sino además de la destrucción del medio
ambiente. No sería difícil demostrar que
depredación ambiental y globalización capitalista
neoliberal marchan inexorablemente unidas, por razones que tienen
que ver más con la búsqueda del máximo
beneficio del mercado que con el raciocinio.

En estas condiciones, no nos cabe la menor duda de que el
mundo tiene dos caminos: por la continuidad de barbarie
capitalista, o la búsqueda de alternativas a ese estadio.
Para nosotros los cubanos, como para millones de seres humanos la
alternativa sigue siendo socialismo.

En el derrumbe del socialismo en Europa del Este y
la URSS, no es la verdad socialista la que falló. Erraron
quienes tenían la responsabilidad histórica de llevarla
adelante, de encauzarla con la creación cotidiana y las
experiencias particulares. Es este un tema muy sensible pues esta
en juego el
futuro de la humanidad.

El comandante en jefe ha advertido: ."hay que estar muy claro
en lo que queremos y si sabemos explicarlo, en ello nos
acompañara siempre nuestro pueblo porque nuestro pueblo no
quiere el pasado".

En América Latina actual han surgido o resurgido los
procesos
populares revolucionarios en Venezuela, Bolivia,
Nicaragua, Ecuador, etc,
donde están construyendo también sus propios
caminos. Será complejo y difícil; pero se puede
hacer.

Hoy las fuerzas progresistas asistimos a una nueva
situación geopolítica, en las actuales condiciones
internacionales, se reafirma para nosotros que el socialismo es
un imperativo provocado no solo como resultado lógico del
desarrollo de las fuerzas productivas a escala internacional,
sino, además como única alternativa para garantizar
la supervivencia humana. La constante agudización de los
problemas globales pone hoy en evidencia, más que
cualquier otro argumento y a gran escala, la limitación
histórica del capitalismo.

Esta aspiración necesariamente trasciende los marcos de
clase, los
marcos nacionales y se convierte en una necesidad de la comunidad
mundial. Lo anterior no ha de significar reincidir en el viejo
error de diseñar un único modelo
abstracto de socialismo para todos los países. La
aspiración ha de ser la de un socialismo que se desarrolle
a partir de las características específicas de cada
nación
o región.

Ante la generalizada crisis de valores que impera en el mundo,
se hace imprescindible, en el diseño
de nuevos proyectos
emancipatorios, demostrar no solo la posibilidad y viabilidad del
socialismo, sino también lo deseable. No habrá
cambio social posible si los valores
objetivos, que
dicha modificación ha de generar, no son asumidos antes
subjetivamente como valores deseables.

Asumimos el socialismo como la única y verdadera
opción para moralizar las relaciones sociales, y no puede
cejar en el empeño por demostrar, en el plano
teórico y en el plano práctico, su clara
superioridad en la plasmación de los mas altos valores
humanos: justicia,
igualdad,
equidad,
libertad, democracia,
respeto de los
derechos
humanos, soberanía nacional, solidaridad.

Esa sociedad sigue
siendo una alternativa clara no solo al capitalismo, sino
también a las frustradas experiencias de Europa del Este y
la URSS.

Es necesario proyectar una imagen nueva,
fresca, basada en un diseño de sociedad plena de justicia
y libertad, que atendiendo a las particularidades de cada caso,
presente una adecuada correlación entre plan y mercado,
igualdad y eficiencia,
centralismo y
democracia, que entrañe una verdadera relación de
propietarios en los trabajadores con respeto a los medios de
producción, que respete y tome en cuenta
las diferencias, que preserve el entorno natural, y sea la
genuina expresión de la voluntad popular.

Que sea en suma, lo que destacó el compañero
Fidel cuando apuntó: "Para mi el socialismo es un cambio
total en la vida de la gente, el establecimiento de nuevos
valores, de una cultura nueva, que tiene que estar fundamentado
esencialmente, en la solidaridad entre los hombres y no en el
egoísmo y el individualismo".

El socialismo no aparecerá en la perspectiva
histórica por una modernización de la sociedad
actual, sino de sus estructuras
dominantes. En este sentido, el planteamiento de la toma del
poder sigue constituyendo un requisito básico, aunque
asuma formas multivariadas en las condiciones de cada país
o región del mundo.

Nunca antes ha sido más necesaria la alternativa
socialista, pero la paradoja de nuestros días está
en que el capitalismo ha sabido sacar provecho de la derrota
reciente, y aún posee un consenso que tiene que ser
revertido por las fuerzas de la izquierda.

En la concepción cubana del socialismo, ha sido y es
fundamental el humanismo
revolucionario aplicado creadoramente en cada etapa de acuerdo
con las condiciones concretas. Continuamos leales al Che al
caracterizar nuestra sociedad como "(.) un sistema marxista,
socialista, congruente o aproximadamente congruente, en el cual
se pone el hombre en
el medio, se habla del individuo, se
habla del hombre y de la
importancia que tiene como factor esencial en la
Revolución".

Sin cambiar la esencia socialista, en nuestro país se
han introducido elementos capitalistas y de mercado, lo cual
significa un riesgo que
sabemos afrontar con inteligencia y moderación, sin que
nos haya encandilado la engañosa receta del neoliberalismo
avasallador.

En las actuales condiciones, a pesar de de la difícil
coyuntura económica, se mantienen los rasgos esenciales de
nuestro socialismo. Se trata de la preeminencia de la propiedad
social, de la justicia social y del mantenimiento
de políticas
que beneficien a las grandes mayorías. La dirección inalterable que ejerce el partido
en la sociedad, la estructura y
funcionamiento del estado
socialista, de las organizaciones de
masas, en función de promover el desarrollo
económico, el mejoramiento del nivel de vida, la
reanimación de los programas de
desarrollo
social, en suma, la lucha por mantener y consolidar los
valores de la vida material y espiritual de la sociedad
socialista.

En correspondencia con los cambios producidos en el
país y el incremento de la acción enemiga contra
Cuba, con la finalidad de minar la unidad de nuestro pueblo, de
dividirnos, de erosionar la sociedad, de promover en ella
patrones que no se corresponda con los del socialismo, es
necesario fortalecer el trabajo político-
ideológico en la universidad
cubana de hoy.

Para desarrollar su acción e influencia nuestra
universidad concentra sus esfuerzos en el trabajo
político-ideológico a todos los niveles, de forma
sistemática y diferenciada, es decir, a nivel de toda de
la sociedad hasta cada ciudadano, hombre a hombre y según
las características y complejidades del centro laboral o lugar
de influencia y condiciones del momento.

Fidel al respecto a referido que hay que trabajar con los
estudiantes y trabajadores en concreto, uno
por uno, no es solo a través de la prensa y de
la
televisión, o de las conferencias, o de los actos
políticos, que deben constantemente mejorarse, sino uno
por uno.

La acción ideológica que proyecta la universidad
se pronuncia por la ruptura de esquemas, de formulaciones
generales, buscando concentrarse en el convencimiento de los
estudiantes y trabajadores de modo que comprendan las razones de
la política del partido y los medios para realizarla, y la
asuman y actúen en estrecha unidad con la vanguardia.

El tono de la argumentación es un elemento
indispensable hoy. A cada estudiante y trabajador corresponde ser
ejemplo de abnegación, laboriosidad, eficiencia y conducta
política y moral
verticales, y también asumir activamente la
responsabilidad de convencer a los demás acerca de las
verdades de la revolución, tanto en el seno de su familia y entre
sus amigos y vecinos, como en el centro de estudio y trabajo y
donde quiera que se encuentren.

Para lograr que las concepciones político-
ideológicas de la revolución se conviertan en
posiciones y actuaciones hay que trabajar e influir en todo, pero
hay que hacerlo de manera diferenciada, e incorporar los
estudiantes y trabajadores en la realización de matutinos
y vespertinos en que se realicen y traten temas
políticos-ideológicos, el empleo de conferencias u
otras actividades que propicien intercambiar sobre temas en que
existan dudas, preocupaciones, estado de opinión, etc.
También efectuar actividades para conmemorar
efemérides.

El trabajo político-ideológico debe ser
organizado como un conjunto de acciones que influyan en las
emociones y
sentimientos de las personas y propicien formar, desarrollar y
consolidar los valores y convicciones revolucionarias.

La eficacia del
trabajo político-ideológico se mide ante todo por
la actitud que
asumen las personas, por su actuación, pero también
por sus criterios, sus opiniones, sus concepciones.

Una situación político-ideológica
favorable en un colectivo estudiantil estará vinculada a
actuación consciente de sus miembros en el cumplimiento de
las tareas asignadas, en la defensa firme y decidida en cualquier
campo y circunstancia de las posiciones y la política de
la revolución y de su partido de vanguardia.

Para lograr esto necesitamos de la actitud social y ética de
la mayoría del pueblo en defensa de los valores humanos,
patrióticos y morales.

Conclusiones

  • 1. Nuestros estudiantes deben estar convencidos de
    que la unidad revolucionaria ha sido un factor decisivo para
    llegar hasta aquí. En nuestro socialismo, el papel de
    la política, la ideología, la ética,
    junto a la paulatina atención de la esfera social, en
    correspondencia con las posibilidades económicas,
    constituyen momentos del desarrollo dialéctico de la
    sociedad cubana, bien diferente de aquellas sociedades
    vencidas por las injusticias, desvalorizadas de solidaridad
    humana, agobiada de miseria, sometida a la corrupción
    política, la ingobernabilidad y victimas de la brutal
    opresión del capital transnacional.

  • 2. Si el socialismo – expresó Fidel – es
    la ciencia del ejemplo, la ética guía las
    actitudes de mejoramiento de los hombres y mujeres ante la
    vida y la sociedad. El concepto hecho realidad de ese hombre
    nuevo, ya lo tenemos como obra impresionante de la
    revolución, en médicos, maestros, obreros
    vanguardias del trabajo, en sencillos combatientes,
    estudiantes, científicos, profesionales e
    intelectuales, que se inspiran en su obra y lo emitan a
    diario con grandes gestos de sacrificio y
    heroísmo.

  • 3. Nos enorgullecemos de contar hoy con un pueblo
    nuevo en cuyos seno se forman hombres y mujeres nuevos, no
    como ideal irrealizables o correspondientes exclusivamente a
    un futuro lejano, sino como ideal alcanzable mediante la
    práctica revolucionaria transformadora de la
    conciencia social y en cuyo centro se sitúa:
    "perpetuar la dignidad humana y convertirla, según
    reclamo Martiano, en la ley primera de la sociedad".

  • 4. La democracia es otro elemento que caracteriza y
    potencia nuestro socialismo. Nada mejor para exponer la
    esencia de los principios en que se fundamenta nuestra
    democracia, que las ideas expuesta por Fidel cuando
    aseveró: "La democracia para mi significa que los
    gobiernos, primero, estén, íntimamente
    vinculados con el pueblo, emerjan del pueblo, tenga el apoyo
    del pueblo y se consagren enteramente a trabajar y luchar por
    el pueblo y por los intereses del pueblo. Para mí
    democracia implica la defensa de todos los derechos de los
    ciudadanos, entre ellos, el derecho a la independencia, el
    derecho a la libertad, el derecho a la dignidad nacional, el
    derecho al honor, para mí democracia significa la
    fraternidad entre los hombres, la igualdad verdadera entre
    los hombres, la igualdad de oportunidades para todos los
    hombres, para cada ser humano que nazca, para cada
    inteligencia que exista".

  • 5. La revolución ha sabido resistir, que
    estamos aquí defendiendo el socialismo y nuestra
    independencia, dispuesto a conquistar el desarrollo
    económico del socialismo. Así, los cubanos,
    proclamamos que trabajaremos por demostrar en la vida, en la
    realidad, que el socialismo, con la justicia social como
    elemento consustancial a sus principios, es eficiencia, y que
    es esa sociedad la única opción viable de los
    pueblos en la búsqueda de su genuina felicidad.

Bibliografía

Alemán, Pavel: Estados Unidos: Unilateralismo y Poder
Militar, Revista Cuba
Socialista, 3ra época, número 41.
octubre-diciembre, 2006.

Balaguer, José R: El socialismo: Una opción
viable: Revista Cuba Socialista, 3ra época, número
8, 1997.

Bernal, Jorge C: Realidades y mitos: Notas
sobre la utilización de la fuerza en la
política militar de Estados Unidos, Revista Cuba
Socialista, 3ra época, número 27, 2003.

Martín, Jorge: Medio siglo de pueblo uniformado,
Revista Cuba Socialista, 3ra época, número 41,
octubre-diciembre, 2006.

 

 

 

 

Autor:

Lic. Georgina Marilyn Basanta Marrero

Lic Laura Díaz Rodríguez

Lic Jorge Battle Mesa

Ing. Anabel Lastre LLerena

Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas

Facultad de Ciencias
Empresariales

Sede Universitaria Municipal: Mario Rodríguez
Alemán

Partes: 1, 2
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